A partir de 1813, con el movimiento “Sanjuanista” y durante la segunda mitad del siglo XIX un grupo de hombres eminentes, encabezados por Justo Sierra O´Reilly, Vicente Calero Quintana, Gerónimo del Castillo Lenard, Severo del Castillo, Eligio Ancona, Serapio Baqueiro Preve y Crescencio Carrillo Y Ancona, produjeron un movimiento cultural importante. Estos autores escribieron, fundaron periódicos y revistas que acogían en sus páginas diversas creaciones literarias de ese tiempo. A ellos y a unos cuantos más, se debe el cimiento y las bases de la literatura y el conocimiento de la región.
Sin embargo, la producción literaria de Yucatán se vio
afectada por la Guerra de Castas, desde 1847 hasta 1902, iniciada en Tepich por la sublevación de los
indios mayas de Yucatán en contra de los blancos y mestizos. En este
período hay que recordar que ocurrió el deslinde geográfico del Estado de
Campeche (1858) y posteriormente del Territorio de Quintana Roo (1902).
Este hecho histórico, marcó una transformación en el
pensamiento literario yucateco, ya que la convulsión profunda de la visión
política, económica, familiar y doméstica del Estado constituyó un hito que
dividió la literatura yucateca en dos épocas, donde la producción literaria y
periodística, encuentran su apogeo.
En general, en la literatura peninsular del
período 1810-1915, fueron las corrientes y escuelas de origen europeo
–dominantes ya en la escena del México independiente- las que prevalecieron en
la estilística yucateca: el neoclasicismo, el romanticismo y el modernismo. El
acento o espíritu maya se presentaba negativamente como la impronta de la
barbarie, o bien, como un telón de fondo, una mera ambientación de paisaje o, a
lo sumo, de contexto social.
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