La nueva poesía de Yucatán se ha nutrido de lo universal y
experimenta la modernidad en un lenguaje de tonos renovadores y síntesis de
emociones que se dan en una estética que no desconoce lo mejor de la poesía
europea y de nuestro continente. A principios de la década de 1970 surgió el
grupo y taller literario “Platero”, alentado por el pintor Inocencio Burgos.
Jóvenes poetas y narradores publicaron sus poemas y textos en la revista del
mismo nombre: Juan Duch Gary, Francisco López Cervantes, Rubén Reyes Ramírez,
Humberto Reppeto Ortega y Jorge González Acereto. Después se
integrarían Irene Duch Gary, Luis Ramírez Carrillo, Arathy
Mendiburu, y Roger Campos Munguía.
Este grupo de escritores ha intentado capturar a través del
lenguaje poético nuevo y moderno, una realidad abierta hacia lo sensorial y
hacia una conciencia reveladora de las intimidades del ser. La invención
transfigurada de experiencias interiores siempre a la búsqueda de un lenguaje
poético original.
Entre los años 80 y 90, varios factores como la apertura del
Instituto de Cultura de Yucatán (actualmente Secretaría de la Cultura y las
Artes de Yucatán), con actividades relativas al ámbito literario, dieron lugar
a cambios evidentes. Muy importante es el papel de guías que han tenido Raúl
Cáceres Carenzo, en su constante transitar del Estado de México a Yucatán, y
Roldán Peniche Barrera, con sus escritos de temas diversos y su aliento a las
nuevas generaciones.
Un nuevo devenir para la literatura maya se concretó en las
décadas finales del siglo XX. La poesía, la narrativa, la crónica, el ensayo y
el teatro en maya han ido creciendo en cuanto a una producción de temática
variada. Una lista, lejos de ser total, incluye a Gerardo Can Pat,
Domingo Dzul Poot, Miguel May May, Feliciano Sánchez Chan, Santiago Domínguez
Aké, María Luisa Góngora Pacheco, Hilaria Maas Collí, Patricia Martínez Huchim,
Vicente Canché Moo y Sol Ceh Moo. La labor de Carlos Montemayor como maestro,
estudioso y traductor, así como de varios investigadores mexicanos,
norteamericanos y europeos, ha sido fundamental.
Una pauta importante, en 1989, fueron el ciclo denominado
“Signos y trayectorias”, mediante el cual se realizaron lecturas y comentarios
de escritores yucatecos contemporáneos, y el curso de escritores dictado por la
Sociedad General de Escritores de México, que al conjuntar a escritores de
tendencias diversas dieron impulso a la aparición de numerosos proyectos
periodísticos y literarios como los suplementos "Unicornio" del Por
Esto! y "El Juglar", del desaparecido Diario del Sureste.
Asimismo, a principios de los 90 surgió el “Centro Yucateco
de Escritores A.C.”, el cual realiza talleres, edita publicaciones colectivas y
cuenta con órganos de difusión de sus trabajos como la revista Navegaciones
Zur.
Muy importante ha sido la labor de estudio y antología
general de la poesía desde el siglo XIX realizada por Rubén Reyes Ramírez en
los dos tomos de La voz ante el espejo (1995), en la colección de
poemarios La huella del viento y en otros trabajos de recopilación
y antología, entre los que figuran los dedicados a los escritores yucatecos.
Dentro de una idea de sistematización de la Literatura, con
una apertura hacia tendencias contemporáneas en la teoría, la crítica y la
creación literaria, es de destacar la aparición de las licenciaturas
específicas de Literatura en las Universidades Modelo y UADY (y la ya
desaparecida del IECY), así como de niveles de postgrado y diplomados. Gracias
a esta tarea académica se ha estudiado una parte importante de la literatura de
Yucatán y se ha podido hacer una valoración con menos prejuicios estéticos,
ideológicos y de grupo.
En tiempos más recientes han surgido colectivos de
escritores como la “Asociación de Escritores Comunitarios A.C.”, la “Red Literaria
del Sureste”, “Marsias”, el colectivo “El Drenaje Literario”, “Letras en
Rebeldía”, el colectivo de pensadores mayas “Felipa Poot” y varios más, algunos
de ellos de carácter multidisciplinario como “La Quilla” y “La Periferia”.
Nuevas tendencias a través de los medios digitales han permitido formas más
ágiles de expresión y de difusión de las nuevas creaciones literarias.
Por último, es de notar el crecimiento de la
oferta de librerías en Mérida así como la lenta renovación de las bibliotecas
públicas tanto de los niveles de Gobierno como universitarias, al igual que las
tareas de fomento a la lectura que se han incrementado en los últimos diez
años.
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