Autor:
Gustavo Río
Sinopsis:
El
presente manuscrito no sólo revela las diversas etapas de la existencia de
Gustavo Río, sino que es testimonio fehaciente de su profundo apego a la música
(tenor, violinista, compositor, director de orquesta), fuente de grandes
satisfacciones.
El
maestro concluye su relación en 1953, pero añade algunos brevísimos agregados
en 1955 y en 1959 (este último por razón del arribo de Casals a Yucatán). Según
el autor, la maestra Nidia Esther Rosado, colega suya de trabajo en el
Departamento de Educación Pública, lo estimuló a escribir sus memorias “y al comienzo me ayudó bastante, escribiéndolas
en la máquina”. Para entonces el maestro Río estaba prácticamente ciego y las
memorias se fueron reuniendo a pedazos con los solos recuerdos que don Gustavo
reconstruía en las tinieblas de su invidencia, invidencia que, como le ocurrió
a Bach, se aliviaría en los postreros años de su vida.
Estas
páginas además ofrecen dos colecciones interesantes. Por una parte, los
retratos de una Mérida retrospectiva que él vivió y de las ciudades y los
barrios en que habitó: la ciudad de México, París y Roma. Por la otra, las memorias
de don Gustavo ofrecen un rico abanico de semblanzas de mujeres y hombres
ilustres en el arte, en la música y en las letras universales, una recopilación
que perfectamente da cuenta del tiempo que tocó vivir al autor. El lector
disfrutará cómo este relato discurre con gracia al abrigo de las simpatías, los
impulsos y las indecisiones de un narrador sencillo y directo; pero a la vez se
enriquecerá con el conocimiento y la visión crítica de este gran músico.
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