Autor:
Enrique Martin Briceño
Sinopsis:
La
tierra a la que cantaron Luis Rosado Vega y Ricardo Palmerín ha sido pródiga en
música y músicos. Desde los tiempos prehispánicos, de cuya riqueza sonora dan
noticia, las crónicas, los diccionarios
y los vestigios arqueológicos, hasta el presente, marcado por la huella
indeleble de Guty Cárdenas, Palmerín y Pepe Domínguez y por el renombre
internacional de Armando Manzanero, la península de Yucatán ha producido
expresiones musicales valiosas.
Paradójicamente,
solo a fines del siglo pasado se comenzó a estudiar con mayor rigor la música
peninsular, a raíz de la creación del Centro Regional de Investigación, Documentación
y Difusión Musicales “Gerónimo Baqueiro Fóster”. Los ensayos reunidos en este
libro, escritos en su mayor parte en ese centro de investigación, son, por
tanto, las primicias de una exploración en territorios prácticamente vírgenes.
Con
estilo ameno, en estas páginas se reconstruye la gran empresa cultural que fue
el Conservatorio Yucateco fundado en 1873 por J. Jacinto Cuevas y se examinan
los gustos y disgustos de la sociedad meridana del Porfiriato reflejados en la
afición musical y las sociedades de baile; se indaga también sobre las piezas
para piano aparecidas en el semanario musical J. Jacinto Cuevas
(1888-1894), la naturalización del bambuco colombiano y las canciones yucatecas
que incluyen bebidas en sus letras, y se ofrecen valoraciones de cuatro figuras
severas de la música peninsular: Chan Cil, Guty Cárdenas, Daniel Ayala y Gerónimo
Baqueiro Fóster.
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